17 de septiembre de 2016

¿Se puede hacer un reportaje sobre la salsa verde sin hablar con ningún perejil?

Claro que se puede. En realidad, en periodismo se puede hacer cualquier cosa y cada vez estamos más expuestas a que se haga cualquier cosa. En sentido estricto.
El reportaje apareció ayer en la 2 de El Correo, pero no era sobre salsa, sino sobre autodefensa.

"La ola de agresiones sexuales llena de mujeres los gimnasios de defensa personal"

Hay cuatro voces, todas ellas de hombres, monitores de autodefensa y artes marciales. En realidad, hay una quinta que es con la que se inicia el reportaje: Amaia. Pero... Ay, la historia de Amaia no la cuenta ella, sino su monitor de autodefensa. Si Amaia existe, no habría sido difícil dar con ella, porque acude a un gimnasio. 'Todo para ellas, pero sin ellas', parece pensar a reportera. No recurrir a Amaia es como despreciarla, actuar como si ella no tuviera nada interesante que decir y es mejor que su agresión nos la cuente su monitor. Muy paradójico, porque en realidad el reportaje no solo arranca son su historia, sino que personifica a todas esas mujeres  que, según el titular, llenan los gimnasios.

El titular da para más. En puridad, no tenemos datos de agresiones sexuales; tenemos de denuncias de agresiones sexuales y podemos hacer estimaciones sobre la cifra de las que no son denunciadas. De modo que no se debe confundir el número de denuncias con las agresiones y este verano no ha habido una ola de agresiones, sino que este año se han denunciado muchas de ellas y los medios están más atentos. Esto es, el movimiento feminista ha puesto las agresiones y su denuncia en la agenda.

"El violador es un cobarde", dice uno de ellos. No sé, no estaría yo tan segura. El argumento puede servir para empoderar, para lograr que su víctima no sufra parálisis y actúe, pero se debe ser prudente con las generalizaciones.
Maitena Monroy lleva años haciendo esa tarea de enseñar autodefensa y haciéndola con mujeres. Es  otra voz que faltaba.




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